MITO ORIGINAL

Orfeo, hijo de Apolo y Calíope, nació con el don de la perfección musical. Su oído era elocuente y sus notas creaban tal hipnotismo en escucharlas que todos quedaban maravillados.

Es dicho que Orfeo era capaz de combatir al canto de las sirenas, como fue el caso en que acompañó a los Argonautas en busca del Vellocino de oro. Donde utilizó su lira para cautivar las hermosas sirenas y las bestias salvajes que guardaban el Vellocino, salvando así la tripulación.

Después del viaje con Jasón y los Argonautas, Orfeo volvió a Tracia donde conoció Eurídice, una ninfa de belleza sencilla y de bonita sonrisa. Fue amor a primera vista por ambas partes. Fue tal el amor que con poco tiempo decidieron casarse.

Días antes de la boda pero, un pastor llamado Aristeo se enamoró de la ninfa, y la persiguió durante días. Se dice que el día de la boda, Eurídice, mientras huía de Aristeo, la mordió una serpiente venenosa, lo que provocó la muerte de la ninfa. Desolado por la muerte de su amada, decidió bajar al mundo de los muertos para recuperarla, pidiéndole personalmente a Hades. Este, cautivado por su don de la música, le concedió el favor, con una condición, no se podía girar a mirarla hasta que no hubieran salido de allí. Él sin embargo, como no sentía pasos ni ruido tras él, poco antes de llegar a la puerta se dio la vuelta. Provocando así la desaparición de Eurídice.